A Medellín le regalo un verso para soñarme la ciudad con palabras.
Le regalo una fotografía para tener memoria de dónde soy.
A Medellín le regalo una caminada tranquilo, respirado sus olores a evolución a cemento caliente, a mujer perfumada, a sudor de obrero.
A Medellín le regalo mi cuidado, mi tacto, mi preocupación para que cuidarla y consentirla.
A Medellín le regalo mi vida porque es probable que muera en sus calles o en algún hogar fundado en sus calles.
Mi regalo es sencillo y humilde, sin dinero y con amor. Hace 335 año alguien decidió que esta tierra se llamara Medellín y en ese parto no pude estar. Ahora, me tocó celebrar su nacimiento y mi regalo es un sentimiento de amor por una ciudad testigo de lo que soy ahora. Ese es mi regalo ciudad, un ciudadano para la ciudad, un servidor en tus calles y contemplador de tu nombre. Gracias ciudad por tus espacios y hacerme un vicioso del placer, del amor y los buenos amigos.
Gracias por permitirle a esta vida conocer tantas vidas, por permitirme conocer esa vida, ese amor y soñar.
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