Bienvenido a la ciudad cárcel. La ciudad de los candados, las llaves y contraseñas. La ciudad de la no seguridad. Ciudad de rejas y enrejados. El otro día no fue posible descubrir cuál de los dos estaba en la cárcel. La reja dividía las similitudes espaciales y gruñonas de los que desde la mañana respiran odio y maldad. Entonces cuando usted viva recuerde persignarse, comer chocolates, poner la aldaba y cerrar las ventanas para salir a la ciudad cárcel.

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