Es posible que algún turista se sorprenda con la belleza o con la majestuosidad de la construcción del Centro de Eventos, Conciertos, Plaza de Toros, Iglesia y todo lo demás que es esta construcción. Sin embargo, lo bello de la foto es el señor con el coche de bebé de los años 90 adaptado como carro de ventas ambulantes. Son muchos los kilómetros que las llantas del coche y las suelas de los zapatos de su propietario han recorrido para el interminable trueque de la vida, el gana gana. Si existiera el premio, cualquiera de estos personajes podría ser el ganador del premio Servicio al Cliente. Aunque no estudiaron Cultura del Servicio o alguna profesión y mucho menos trabajan sentados frente a una computadora y un teléfono que no sirven, son los dioses del servicio. Llevan a la mano de sus clientes el producto hasta donde estén. Son puntuales en sus entregas y el trato es interminablemente educado y humano.
Tal vez, ese es uno de los principales valores. Que son humanos y posiblemente aprendieron a patadas como enseña la vida. Lo bueno es que muchos no pagan con la misma moneda. Que bonitos los personajes de mi ciudad. Gracias por su servicio y le quedó muy rico el tintico.
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